Me cansé de esperar.

¿Cuánto mas hay que esperar para cumplir tus sueños?

Esta semana logré darle nombre a una sensación que llevo tiempo sintiendo: impaciencia.

Según la Real Academia Española, la definición de impaciencia es:
"Intranquilidad producida por algo que molesta o que no acaba de llegar."

Creo que, para todos los emprendedores o quienes aspiran a serlo, leer esta definición genera una sensación familiar. Conocemos este sentimiento.

Puede ser impaciencia por empezar, por lanzar un producto, por vender. Las posibilidades son infinitas.

En mi caso, siento impaciencia por ver a Copiloto despegar, por entender completamente el mundo de los negocios digitales (al cual Copiloto pertenece).

Es mi primera experiencia construyendo un negocio de carácter digital, y ha sido toda una curva de aprendizaje para mí.

Mi negocio anterior, Amazónica, al estar en el rubro de la gastronomía, era totalmente presencial, con operaciones en locales comerciales.

Por lo tanto, si quería saber si estábamos teniendo un buen o mal día, solo necesitaba revisar el reporte de ventas del momento para obtener claridad o visitar algún local.
Ya “entendía” ese negocio.

Con Copiloto, todavía hay mucho que me falta aprender sobre esta industria, y apenas estamos lanzando la preventa de nuestro primer producto.

Me venia sintiendo muy frustrado y me estaba aquejando mucho, así que llevé el tema a terapia la semana pasada.

Fue ahí donde aprendí que el antídoto para la impaciencia es, precisamente, la paciencia. Pero no cualquier tipo de paciencia; existen dos:

  1. Paciencia utópica:
    Esta es una paciencia sin límites. Esperamos “infinitamente” a que las cosas sucedan, casi por obra y gracia, sin un plan ni rumbo claro.

  2. Paciencia estratégica:
    Esta paciencia está caracterizada por ser aterrizada. Tiene límites de tiempo y se apoya en un plan.

Es hacia la paciencia estratégica donde debemos dirigirnos. Es una paciencia activa, que implica acción, metas, objetivos y plazos. No es simplemente prender una velita y esperar a que las cosas sucedan mágicamente.

Dicho esto, esta semana entramos en diciembre, y eso significa que el 2025 está a la vuelta de la esquina (¡qué locura!).

Aunque todavía tengo mucho que aprender sobre Copiloto y su industria, cierro el 2024 con la satisfacción de haber cumplido un gran sueño: lanzar esta empresa. Es una sensación increíble, aun con todos los miedos e incertidumbres que pueda sentir.

El lanzamiento de Copiloto fue el resultado de paciencia estratégica: planteamos objetivos, fechas, plazos y una estrategia general. Así que, aunque a veces me parezca “lento”, sé que estamos avanzando dentro de un marco y que cada día damos un paso más.

Mi invitación para ti es que no caigas en la paciencia utópica. No dejes pasar más tiempo sin cumplir tus sueños o sin montar esa empresa que tanto anhelas. Sé que da miedo —a mí también me da pánico—, pero no podemos dejar que el miedo decida nuestro futuro.

Por eso creamos Despega, el primer reto de Copiloto: un programa de 4 semanas diseñado pensando en ti. Nuestro objetivo es acompañarte para que te sientas listo emocional, sentimental y técnicamente para lanzar tu negocio en 2025. Y la mejor parte, si no estas satisfecho con el reto, te devolvemos tu dinero.

No más dejar tus sueños en el tintero.

Este es un reto práctico, basado en años de experiencia como emprendedores, te brindará herramientas concretas para sacar adelante tus sueños. ¡Es hora de despegar!

Mucho por aprender y mucho por hacer.
Ammiel Manevich