Emprender casi me mata.

...te cuento por qué.

“Hace mucho tiempo no veía unos resultados así”, fueron las palabras del doctor.

Son las 5:11 PM del miércoles 19 de febrero, y acabo de sentarme en el escritorio de mi casa después de un largo día, en una semana que apenas va por la mitad.

Ha sido una semana difícil porque me he enfrentado a una realidad que ya conocía:
Todo tiene su precio.

En este caso, estoy pagando el precio de muchos años de estrés al mando de una empresa gastronómica en EE. UU., muchos años lejos de mi familia y muchos años en los que no prioricé mi salud física, mental y emocional.

¿Y cuál ha sido el precio? Mi salud.

Específicamente, mis niveles de cortisol.

Para ponerlo en perspectiva: lo normal es que una persona tenga entre 3.7 y 9.5 ng de cortisol en la mañana. Yo tengo 18.56.

(Estos son mis niveles de cortisol, la linea verde refleja donde deberían estar)

Para quienes no lo saben, el cortisol es la hormona que regula el estrés. Es fundamental para el funcionamiento del cuerpo, ya que nos ayuda con la energía, fortalece el sistema inmune y cumple otras funciones esenciales.

El problema es que, cuando el cortisol se mantiene elevado por demasiado tiempo, el cuerpo comienza a desregularse y se genera inflamación. A partir de ahí, se produce un efecto dominó: el sistema digestivo e inmune se ven afectados, y con el tiempo, otros órganos también.

Me hice este examen por primera vez en noviembre de 2023, y ya en ese entonces mis niveles estaban elevados. En ese momento, estaba vendiendo mi empresa, viviendo en una ciudad que ya no me llenaba, lejos de mi familia y, en términos personales, en el lugar equivocado.

Pensé que un año y unos meses después de vender mi empresa, mudarme de país y cambiar mi vida 180 grados, el tema del cortisol sería cosa del pasado.

Pero, como aprendí esta semana, el cuerpo también lleva su propio registro. Y necesita atención, dedicación y amor para sanar.

El cuerpo tiene su propio ritmo, casi siempre más lento que nuestra mente.

Tener el cortisol alto por un período prolongado se convierte en un problema serio. Puede derivar en todo tipo de enfermedades relacionadas con la inflamación, desde afecciones cardiovasculares hasta diabetes.

Yo ya estaba experimentando muchas molestias: insomnio inexplicable, espasmos antes de dormir, sensibilidad estomacal, fatiga… y más.

Se viene un periodo clave para mí a nivel personal, donde voy a implementar muchos cambios en mi estilo de vida: cómo manejo el estrés, el trabajo, mi nutrición, mis actividades y más.

También probaré varias de las terapias que mis médicos me han recomendado para ayudar a mi cuerpo a relajarse.

Me quedé pensando, ¿de qué sirve el éxito, si no lo puedes disfrutar?, la idea es poder tener una vida sana y longeva de la mano de tu emprendimiento, así que decidí escribir sobre esto hoy porque esta es una realidad que afecta a muchísimos emprendedores.

Nos sometemos a niveles de estrés extremos por demasiado tiempo y, como decimos en Colombia:
No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo aguante.

Quiero compartir lo que estoy viviendo porque, precisamente, en Copiloto buscamos ayudar a los emprendedores a evitar este tipo de situaciones.

Al reflexionar sobre todo esto, llegué a una conclusión: esto me está pasando para que pueda contarlo. Para demostrar que es posible emprender sin sacrificar la salud física y mental, sin dejarse a uno mismo en el camino.

También voy a compartir qué hacer cuando el cortisol se dispara y, sobre todo, qué realmente me funciona para recuperar el equilibrio.

Me queda una pregunta en la cabeza —o más bien, una creencia limitante— que aún no he podido responder:

¿Es posible emprender sin estos niveles de estrés?
¿Será que existe otra manera?

No lo sé. Pero me rehuso a pensar que hay que poner la salud en juego para lograr el éxito, así que lo voy a intentar. 

PD: Si tienen recomendaciones para ayudar a bajar el cortisol, o tienes una historia que contar, responde este email, te leo.

Mucho por aprender y mucho por hacer.
Ammiel Manevich